¿Cómo?

David Bello López-Valeiras

Estoy convencido de que el amor no se busca. Buscar es como hacer una lista de lo que quieres, con una claridad absoluta, y salir a por ello, como si fueras a una tienda a comprar lo que deseas. Sin embargo, en el terreno de los sentimientos y las emociones, las cosas no siempre son tan nítidas ni tan fáciles. Puede que salgas al mundo en busca de esa persona ideal, alguien que cumpla con todos los rasgos que soñaste, tanto físicos como de personalidad, y que, al encontrarla, descubras que no te toca el corazón. No hay magia, no hay chispa. Para mí, buscar el amor es banal.


En el ámbito de las emociones, creo que la palabra correcta es "aparecer". A veces, sin buscarlo, aparece alguien que tal vez no reúna las cualidades que habías imaginado, pero que, sin embargo, te hace sonreír el alma. Esa persona se convierte en un pensamiento constante, una necesidad de hacerla feliz para serlo tú también. Cada mensaje suyo te emociona, y al verla, al estar junto a ella, sientes que tu vida se llena sin necesitar nada ni a nadie más. Incluso las peculiaridades que en otra persona no tolerarías, en ella te encantan, te parecen detalles encantadores.


Se dice que el amor siempre aparece cuando menos lo esperas, en el lugar más insospechado, en el momento justo. Pero ¿qué ocurre si no es así? ¿Si el destino, el Universo, Dios, o cualquier fuerza cósmica hace coincidir esas almas compatibles, que se emocionan al tocarse, pero no en el plazo exacto de sus vidas? No me refiero al instante de conocerse, ese encuentro mágico que tiene que ser y ocurre por alguna razón, un encuentro que une a dos seres que se entienden a la perfección, que se buscan, se gustan, se necesitan. Hablo de la cronología, del cruel espacio-tiempo, cuando uno de los dos llegó a este mundo demasiado pronto o el otro demasiado tarde, incluso ambas cosas. 


¿Qué hacer entonces? ¿Cómo actuar en esa injusta situación? ¿Cómo lidiar con la ironía de haber encontrado a la persona que llena tu vida de sentido, pero en un momento en el que no es posible estar juntos? Es una pregunta sin respuesta fácil, un dilema que desafía la lógica y la justicia. Pero quizás, en esa lucha contra el tiempo, en esa espera desesperada, reside la verdadera prueba del amor. Porque al final, el amor no es una búsqueda, sino un hallazgo, un milagro que aparece y transforma todo, incluso si llega en un momento que no esperabas, inoportunamente. Pero ¿Cómo?

 

Cómo callar el querer,
cómo esconderlo,
cómo, sin que tiemble la voz,
ocultarle el sentimiento.

Cómo disfrazar la esencia,
para no mostrar la pasión.
Cómo mirarla a los ojos,
sin que se advierta atracción.

Cómo se apaga esa llama,
cómo se oculta el sentir,
disimular la sonrisa del alma,
para no contagiarme de ti.

Si el corazón no piensa,
dónde encontrar las palabras,
dónde está la voluntad,
para renunciar a necesitar tocarla.

No sufras amor, no sufras,
mi esfuerzo será gigante,
mi respeto prevalecerá,
para procurar no implicarte.

Deseo tu eterna amistad,
la necesitaré por siempre,
sin pedirte nada a cambio,
será incondicionalmente.

Florece en mí el arte,
la absoluta inspiración,
solo por ver tu mirada,
tus ojos son mi devoción.

Aunque no te pueda respirar,
aunque no te deba ni rozar,
lo que sí que me permitiré,
es no dejarte de soñar.

“Te pedí, con mi fuerza al universo”, pero, al no encontrar “cómo”, no sería justo ni un beso. Te querré por siempre sin pretenderte jamás.